domingo, 13 de febrero de 2011

Francesco Nardelli, de Sopramonte


Quienes miran a la cámara son Francesco Nardelli y su mujer, Concepción del Valle. La foto está tomada en la carnicería que tuvo por más de cuarenta años, en la equina de Rondeau y Castelli. Observen a la clienta, sorprendida por el fotógrafo, los dos serrruchos en primer plano, la jaula con pajarito detrás, el conejo colgado adelante, y la inmensa puerta lateral de madera a la izquierda. Hay detalles que no se alcanzan a distinguir: qué tiene el hombre en la mano, qué otras cosas cuelgan de los ganchos, qué más hay sobre el mostrador de mármol.

Nardelli había llegado de Sopramonte a Buenos Aires en 1902, con 13 años, había estado en Mataderos, en Puente Alsina, pero ya en 1906 estaba en Bahía Blanca, con su tíos Menestrina, y segun parece, siempre estuvo relacionado con el oficio y el negocio de la carne, primero como matarife mayorista:  carneaba y vendía carne a otras carnicerías; alquilaba al ferrocarril un campo, "La Chimenea" que quedaba en Villa Bordeu, en Don Bosco al fondo a las afueras de Bahía Blanca, y llevaban los animales al matadero municipal en una jardinera, recuerda su hijo menor.

Algunos años más tarde se ubicó como carnicero minorista.
El local de la carnicería funcionaba junto a la casa: en el corredor tenían unas argollas y ahí colgaban las medias reses durante 24 horas para que se oreen, luego las guardaban en un cuarto muy oscuro, con hielo que tenía una puerta muy gruesa (hasta que trajeron una heladera Frigidaire con puertas de madera). Cada mañana, Nardelli se levantaba a las 4.30 para descargar las reses, depostar y serruchar a mano los huesos y preparar los cortes para la venta; después ordeñaba la vaca que tenía en el patio y le llevaba la leche a la cama a los hijos. Luego llegaban los empleados que hacían el reparto, aprontaban sus bicicletas y salían con la carne acomodada en unos canastos grandes, y envuelta en un papel blanco. Regularmente preparaban factura (chorizo y embutidos) y si tenían sospecha de que alguna media res no estaba en buenas condiciones venía el veterinario Darlan y si determinaba que la carne estaba "afiebrada", entones se devolvía. Con el tiempo, incorporaron venta de verduras, pan, artículos de almacén y leche que venía embotellada -con tapas cartón primero y de aluminio luego- de la primera pasteurizadora que funcionó en Bahía Blanca, en la Coopertiva de Tamberos Bahía Blanca cuya casa central estaba en la esquina de Corrientes y Alsina*. El negocio entonces, pasó a llamarse "Mercadito del Plata". (Eso nos permite entonces pensar que la foto es anterior al año 1935, ya que con este ultimo nombre aparece mencionado el negocio de Nardelli en la Guía Comercial de La Nueva Pronvicia de ese año) .


Ninguno de los hijos de Nardelli continuó el negocio: aunque Roberto trabajó ahí un tiempo, luego pasó a la administración de catastro y murió a los sesenta años. Mario fue a la escuela industrial, trabajó en los talleres del ferrocarril y en Aguas corrientes y falleció en el año 1974; Francisco, el menor, estudió ingeniería y a esa profesión se dedica hasta ahora. De sus yernos, en cambio, Osvaldo, el marido de una de sus hijas lo ayudó y continuó durante algunos años, hasta que cerró.

Hace pocos meses, a fines de 2010, han terminado -casi- de demoler esa esquina, y el terreno ha quedado de nuevo vacío, cubierto de pasto. Sin embargo, parece que ahí funcionó el primer hospital de Bahía Blanca. Desde 1911 Nardelli alquiló ese inmenso terreno a Echave, padre de quien fuera intendente conservador en Tornquist*, ahí construyó él mismo su casa y su negocio,  ahí crió a sus hijos y recién después de 40 años compró la casa y el terreno a los sucesores de Echave. Su hijo Francisco recuerda la vida del barrio que era casi como una familia, a los clientes, que eran todos conocidos y por eso pagaban sus cuentas casi todos a fin de mes, y la casa de sus padres, siempre llena de parientes, amigos y vecinos.

Nardelli tuvo ahí su casa y su negocio hasta que murió. Un día cerró la carnicería por vacaciones, al día siguiente cenamos y se fue a dormir. Quedó dormido, de un sueño a otro.*

* Se trata del padre de Pantaleón Echave quien fue intendente de Tornquist durante los últimos años de la década del 30. Fue él quien contrató al ingeniero Francisco Salamone para la realización, en esa localidad del Plan de Obra Pública Municipal.y el diseño del palacio Municipal de Tornquist, inaugurado en 1938.

* De todos modos la distribución de leche por medio de carros lecheros -a caballo-continuó en la ciudad de Bahía Blanca hasta inicios de la década del 70.

* Estas notas fueron elaboradas en base a una entrevista realizada en noviembre de 2001 a Francisco Nardelli (hijo). Si alguno de sus sobrinos tiene más datos o conoce versiones diferentes, les voy a agradecer que me los envíen


LA MACELLERIA DI FRANCESCO NARDELLI
 

Coloro che ci guardano dalla foto sono Francesco Nardelli e sua moglie, Concepción del Valle. La foto è stata presa nel locale della macelleria, all'angolo di via Rondeau e Castelli, nel cento di Bahia Blanca, negozio che Nardelli gestì per più di quaranta anni. Osservate la cliente, sorpresa dal fotografo, le due seghe in primo piano, la gabbia con uccellino dietro, il coniglio appeso davanti, e l'immensa porta laterale di legno, a sinistra.

Fancesco Nardelli, nato a Sopramonte il 26 luglio 1888 era arrivato a Buenos Aires nel 1902, con 13 anni, ma poco tempo dopo, nel 1906 si trovava `già a Bahía Blanca, con i suoi zii Menestrina. Si dedicó sempre al mestiere e il negozio della carne, prima como macellatore all'ingrosso: 

 

macellava e vendeva la carne ad altre macellerie; affittava alla ditta ferroviaria un pezzo di campo, "La Chimenea", a Villa Bordeu, nei dintorni di Bahia Blanca e portava gli animali al mattatoio municipale su un carro, ricorda suo figlio minore.

 

Alcuni anni dopo, aprì la propria macelleria. Il locale si trovava proprio accanto alla casa: nel corridoio c'erano degli anelli dai quali si appendevano i pezzi di carne di bestiame durante 24 ore per farle asciugare un po'; poi si mettevano dentro una stanza molto scura col ghiaccio, che aveva una porta molto grossa (fino a quando comprarono un refrigeratore  Frigidaire con puerte di legno de madera). Ogni mattina, Nardelli si alzava alle 4.30 per scaricare i capi di bestiame, squartare e segare a mano le ossa, e preparare la carne per la vendita; poi mungeva la mucca che aveva nel cortile e portava del latte ai bambini che stavano ancora a letto. Poi arrivavano pure gli impiegati che facevano la distribuzione, allestivano le biciclette e partivano con la carne dentro grandi canestri, avvolta con carta bianca. Di solito al negozio si preparavano anche le salsiccie, e se c'era il sospetto che qualche pezzo di carne non si trovava in ottima condizione, veniva il veterinario, di cognome Darlan, e se lui diceva che la carne "aveva la febbre", allora la si restituiva. Con il tempo, s'aggiunse anche la vendita di pane, verdure, articoli di bottega, e soprattutto il latte che - come grande novità - veniva imbottigliato, con dei tappi di cartone prima e di alluminio dopo dal primo impianto di pasteurizzazione della città, la Cooperativa di produttori di latte di Bahía Blanca la cui casa centrale funziona in via Corrientes e Alsina*.  Il negozio quindi cambiò nome:  "Mercadito del Plata”

Nel 1911 si sposò con Concepción del Valle, nata a Bahía Blanca. Ebbero dieci figli. Qui se ne vedono solo alcuni, perchè la foto è del 1924: Julia, a sinistra, nata nel 1912, Blanca, ultima a destra, del  1913, accanto a Julia c'è Mario, del 1914, Maria Esther, seduta su uno sgabello, del 1917; nel frattempo è nato Rodolfo, che è morto subito; Roberto sulle gambe del papa del 1919 e Leonor, la più piccola, su un cuscino del 1921. Poi venne Nora, un'altro bambino nato morto, ed io, l'ultimo dei moicani, che sono nato in gennaio di 1937.

Nessuno dei figli di Nardelli continuò con la macelleria: anche se Roberto ci lavorò per un certo tempo, poi entrò a lavorare nell'amministrazione di catastro e morì ai settanta anni. Mario, dopo essere andato alla scuola industriale, lavorò un tempo presso le officine della ferrovia, poi nella ditta Aguas Corrientes e morì nel 1974. Francisco, il figlio minore studió ingegneria e a quella professione si dedidicó fino alla fine, nel 2019. Il genero Osvaldo, invece, gestì il negozio anche dopo la morte di Nardelli fino a che dovette chiudere durante la decade del 70.

Alla fine del 2010, la casa è stata demolita, e adesso c’é lí un grande palazzo. Ma in quell’angolo funzionó alla fine dell 800 uno dei primi ospedali di Bahia Blanca, poi quel pezzo di terra fu comprato da un certo Echave, padre di uno che fu poi sindaco di Tornquist, e Nardelli glielo affittó fin dal 1911. Proprio lì costruì -lui stesso- la casa e il negozio, proprio lì fece crescere i suoi figli, e solo quaranta anni dopo comprò la proprietà ai discendenti di Echave.

Il figlio Francisco ricorda la vita del quartiere, quasi come quella di una famiglia, ricorda i clienti, tutti conoscenti che perciò pagavano i conti alla fine del mese, e ricorda anche la casa dei genitori sempre piena di parenti, amici e vicini.
Francesco Nardelli visse lì fino alla morte: un giorno -racconta suo figlio- chiuse la macelleria per vacanze; il giorno dopo, è andato a letto dopo cena. Si addormentò, passó da un sogno all'altro.

 




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