viernes, 14 de marzo de 2014

Soldados prisioneros en Rusia durante la primera guerra mundial: ¿cómo contar esa historia? - Soldati prigionieri in Russia durante la Grande Guerra: come raccontare quella storia?

Uno de los capítulos más complejos de la historia de los trentinos es sin duda el de la Primera Guerra Mundial. Dado que el actual territorio del Trentino formaba parte del imperio austríaco al momento de declararse la guerra, en 1914, los jóvenes de la región fueron reclutados e incorporados a las filas imperiales para luchar contra el Imperio Ruso, en la zona de Galizia, y contra el reino de Italia, después de 1915. Sin embargo, miles de esos soldados de lengua italiana, al llegar a la línea de fuego fueron tomados prisioneros o desertaron; y ya en territorio ruso, gracias a la acción de una misión militar enviada por el gobierno italiano, parte de ellos adquirieron la nacionalidad italiana, e incluso algunos pasaron a formar parte del ejército italiano en el extremo oriente.

En los relatos más remanidos acerca de la primera guerra, en las canciones de los coros italianos, y en las versiones retrospectivas de la historia familiar repetidas por nietos y bisnietos argentinos interesados en obtener la ciudadanía italiana, parecería que la historia de estos soldados trentinos no encaja.

Si esos miles de campesinos y pequeños burgueses enviados de un día para otro al frente de batalla se sentían austríacos o italianos, si esas deserciones fueron masivas o no; si la adopción de la nacionalidad italiana en el campo de concentración en Rusia fue algo realmente sentido o un expediente desesperado para poder volver a casa de algún modo; y si la versión posterior de la historia de esta guerra fue o no amañada por el fascismo, son temas que parecen estar en el tapete en estos días en el Trentino. Lógicamente, el planteo actual de estas cuestiones resulta de las circunstancias políticas precisas de quienes viven allá. Para nosotros, acá en la Argentina, ni la autonomía, ni la "nostalgia austricante", ni las intervenciones en la toponimia o en la erección de monumentos, memoriales, cementerios y museos por parte del régimen fascista forman parte de nuestros problemas ni de nuestro imaginario, pero por la forma en que se cuenta acá la historia de la inmigración (y por otros motivos), podríamos enfrentar el serio riesgo de contar estas historias en base a criterios, valoraciones y juicios "nacionalistas", "militaristas", e incluso, racistas (marcados por una cierta retórica fascista -tanto italiana como vernácula- que con el tiempo llegó a convertirse en sentido común).
 
Afortunadamente, que el tema no sea tan candente para nosotros, nos da la posibilidad de comprender mejor en qué contexto se dieron esos hechos, y de acercarnos a puntos de vista que ponen en primer plano la radical transformación de las subjetividades y de las relaciones interpersonales a causa del carácter extrermo e inusitado de las experiencias vividas, del dolor y fundamentalmente de la degradación de la dignidad de los seres humanos a los que llevó la guerra, cualquiera haya sido la bandera, nacionalidad  o posición de quienes la padecieron. Y finalmente constituye un estímulo para pensar en las vivencias de la primera guerra de algunos inmigrantes trentinos radicados en Bahía Banca: a la experiencia de la guerra ellos suman la de la emigración que (salvando las distancias) es también una experiencia traumática de pérdida, tanto de la propia lengua como de las costumbres, lazos familiares, paisajes y tradiciones. Casi no podiemos saber cómo reelaboraron ellos la historia de su participacion en la guerra porque ya no queda ninguno vivo (y mucho menos podemos nosotros emitir algún tipo de juicio respecto de sus decisiones o posiciones personales); solo de un modo indirecto, a través de los documentos y fotografías que ellos mismos decidieron conservar (o no), podemos entrever algunos pocos datos; y de un modo más oblicuo aún -pero no por eso menos fascinante- podemos tratar de comprender tantas actitudes, reacciones y formas de afrontar la vida en estas tierras con las que se manejaron hasta su muerte.

Desde esa distancia, y a conciencia de la dificultad que impone el tema y del caracter absolutamente fragmentario de estas historias, es que nos disponemos a echar un vistazo a esta página del pasado de nuestros inmigrantes.

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domingo, 9 de marzo de 2014

De Landesschutzen a Alpino: Agustín Ferrari durante la Primera Guerra


Agustín Ferrari (Comano, 1895 - Bahía Blanca, 1981)


 Con Agustín Ferrari tuve oportunidad de conversar sobre la Gran Guerra en el año 1981, poco antes de su muerte. Hace dos años, al incorporar parte de sus papeles al Archivo del Círculo Trentino, encontramos esta fotografía con su uniforme de Alpino, y esta hoja mecanografiada en la que enumera sus actividades como militar durante esos años (1915-1919):

 Agrimensor Agutín Ferrari

Nacido en Comano, partido de Lomaso, Provincia de Trento, 25/11/895.
Distrito de pertenencia en el momento de la licencia: BELLUNO; actualmente Trento
Llamado al ejército en Austria el 15-3-1915
Licencia: octubre, del 7° Alpinos de Belluno.
Servicios prestados
1) 2° Regimiento Landesschutzen (Alpinos) hasta junio de 1916 en Bolzano.
2) Curso en la escuela para oficiales reservistas en  Innsbruk hasta septiembre de 1915
3) y 4)  2° alpinos y 1° alpinos en Enns y Wels respectivamente, hasta diciembre de 1915
5) En el frente ruso, por opción hasta julio de 1916, participando en todos los combates contra los rusos  durante la ofensiva del General Brussilov en la zona de OLIKA (?), NOVNO (?) LUZK (?) ZATURZIK.
6) desertado del ejército austríaco y enviado a Kiew (Ucrania) donde se puso a disposicion de la  Misión Militar Italiana (Coronel Bussignani, Mayor Manera y Teniente Baz  de Trento). Continúa el viaje a través de Moscú Tambow, Persa, Samara Celyabinsk, Tobolsk.
7) Por intermedio de la Mision Militar Italiana, enviado nuevamente a Tambow, en el campo de concentración de los italianos irredentistas de Kirsenoff, a disposicion de esa misma Misión.
8) Inmediatamente despues de la revolucion comunista se inicia la evacuación, mediante contingentes, hacia Vladivostok, partiendo yo mismo con el último contingente de mi compañía.
9) 21 de enero de 1918, en cumplimiento de órdenes de las autoridades italianas, transmitidas a través del  cónsul general inglés, transferido a NICOLSK - USSURISKY, de donde es evacuador por amenza de ataque armado de comunistas locales hacia HARBIN.
10)  Como comandante de cuartel (ruso), aplacada la revuelta cmunista, se organiza el viaje hacia Tientsin (China) al frente de un contingente (mi ayudante: prof Corradi de Pola), por orden del Mayor Manera.
11) Junto al  Teniente Bazzani aplacada una revuelta comunista en los cuarteles ingleses de Tientsin.
12) Junio de 1918 - Partida con 15-20 oficiales y 360 soldados hacia MUGEN, SEUL, PUSAN, y embarque en el LOGAN hacia Vladivostok y San Francisco (California)
13) Septiembre: dede Camp Dix - New Jersey, partida hacia Génova en el GIUSEPPE VERDI y llegada a Génova a fines de septiembre despué de dos ataques de submarinos alemanes.

Equiparado al grado de subteniente por la duración de la guerra como voluntario, y a disposición
del comando superior de  Brescia, Piazzola sobre Brenta, y después del Armisticio de Villa Giusti  al Comando Tappa de Verona, al servicio del Comando Trenes Militares.

Marzo 1919 solicitud a la Gobernación Militar de Trento, Oficina Agricultura.
1 de octubre de 1919, solicitud de la baja del 6° Alpinos de Belluno.
30 de diciembre de 1930  nombrado Teniente con antiguedad 25 de febrero de 1929, con decreto boletín oficial 1930, pagina 225.





Agustín Vitale Ferrari


lunes, 3 de marzo de 2014

Historias desencajadas


Camilo Ferrari (Poia, 1897-Bahía Blanca 1984) había estado en la 1° guerra.
Su mujer, Emma Battaia, había "pasado la guerra".

El mito ad usum filii:
De ella: la cocina austera, el ahorro y a la vez, la compulsion a acumular comida "por las dudas", y no tirar nada, nada, nada.


De él: un largo viaje muy lejos de su casa, largas marchas a pie, años como prisionero en Rusia, un viaje alrededor del mundo, ahorro, silencio, comerse hasta el último bocado servido en el plato, ni demasiada alegría ni demasiada tristeza por nada. De la guerra, ni fotos con uniforme, ni documentos, ni papeles  (salvo una libretita con dos páginas de notas fechadas en 1917 donde escribe que lo unico que espera es poder partir para volver a su casa).  Cuando contaba, solo hacía referencia a anécdotas individuales, vinculadas estrictamente a su propia vivencia personal, sin hacer referencia en su relato a procesos más amplios, ni a explicaciones generales o especulaciones sobre las causas de lo que le había tocado vivir. No habló jamás de la vida militar, ni de armas, ni debatallas, ni de jefes, ni de compañeros, ni de muertos en el frente. Parecía que el suyo había sido un largo viaje, una aventura (más bien penosa, debido a la comida escasa, y al frío, pero cuya razón era simplemente que el mar del norte se había congelado y no había otro camino para volver a Italia) alrededor del mundo recorriendo una serie de ciudades y puertos de nombres exóticos.


Algo así eran los recuerdos de "la guerra" que circulaban en familia.

Esa guerra (así, sin determinativos de ninguna indole, y de la que no se mencionaba nunca ni quienes peleaban, ni quien ganó o perdió) no tenía nada que ver con "la guerra" que se podía leer en los manuales escolares, y menos todavía, la que enseñaban cuando alguien empezaba a estudiar italiano, o a cantar en el coro de la Sociedad Italiana: no tenía nada que ver con la guerra de las canciones de los "alpinos", ni con los monumentos de la ciudad de Trento, ni con la guerra de los poemas de Ungaretti en la alta montaña: la 1° guerra del curso historia italiana en la Dante Alighieri de Bahía Blanca, y también en la universidad (al cursar Historia del Mundo Actual) era esta "cuarta guerra de independencia", conclusión del proceso de unificación territorial iniciado en el Risorgimento, y factor decisivo de consolidación del estado italiano en el conjunto de los países europeos "modernos".

Había algo que no encajaba. La guerra en la que había estado Camilo no parecía ser esa misma guerra: la de él parecía ser una guerra sin "epica", sin "relato", sin heroes ni mártires, y la travesía de miles de hombres -que empezaban como soldados austríacos, seguían como prisioneros-desertores con los rusos, y se volvían italianos en un cierto punto del trayecto antes de emprender el viaje por la Siberia con el Transiberiano hasta el extremo confín de Asia, y por el Atlantico- durante cuatro años, un episodio ignoto, como si hubiera ocurrido en "otra guerra". Como la cara oculta de la luna.

(reflexiono esto mientras leo una entrevista al historiador Quinto Antonelli, "Una guerra buona per tutti gli usi", “Ricordare la Grande Guerra. Riflessioni all’alba del centenario”  )