Carmen Blok, hija de Rosa Segatta
Tal vez los trentinos en Bahia Blanca fueron mas de los que pensabamos. Solo que hasta ahora nunca los habíamos reunido a todos. (una reunión virtual, pero eficaz, espero, una reunión que lleva cien? sesenta años? de retraso).
De pura casualidad llegué a saber que Carmen Blok, enfermera jubilada del Hospital Ferroviario de Bahía Blanca es hija de Rosa Segatta ,y nieta de Francesco Segatta, provenientes ambos de Sopramonte.
¿Cómo es que no los conocíamos? ¿Cómo es que nunca nadie los había nombrado entre sus familiares
o compaesani? Fue ella, Carmen Blok quien me contó la historia de su abuelo, Francesco Segatta, y la de su madre, Rosa Segatta (Sopramonte 5-7-1902 Bahía Blanca 18-7-1976).Acá en esta foto de pasaporte, Rosa Segatta tiene 25 años, y está a punto de partir hacia la Argentina, donde la espera su padre, Francesco:
Se suponía que la que tenía que venir era la hermana mayor de Rosa, Anna con su pequeño hijo Alfonso, ya que acá en Bahía Blanca estaba esperándola no solamente su padre, Francesco (que había llegado a la Argentina antes de 1909) sino también su marido, Enrico Belli, quien había venido a mediados de los años 20 y vivía junto a su suegro -señalero en el ferrocarril-, en una de esas casas que la empresa ferroviaria daba a sus empleados, una "colonia ferroviaria", en Ing. White.
Nunca vamos a poder saber por qué la mujer de Enrico y el nene se quedaron en Sopramonte, y por qué en cambio fue Rosa la que vino. Según cuenta Carmen, mi tía le dice a mi mamá: "Andá vos, primero; si me voy yo, a vos no te van a mandar a buscar nunca. A mí, en cambio, no me van a dejar sola acá con el nene".
Rosa llegó a Bahía, vivió un tiempo con su padre y su cuñado en el Barrio Saladero, en Ingeniero White; su cuñado un buen día se fue, y desapareció para siempre; y - dice Carmen, que le contaba su madre- Francesco tomaba, se emborrachaba, se ponía violento y a veces hasta le pegaba, y ella leía novelas, en castellano, para evadirse, y consolarse un poco; pero parece que un día, ella lloró tanto que su padre la echó de la casa.
Al lado de su casa vivía Antonio Blok, compañero de trabajo de Segatta, señalero también él, hijo de un holandés, y recientemente viudo y padre de nueve niños. Entonces Rosa, como no tenía ningun otro familiar a quien recurrir, apenas sabía el idioma, se refugió en la casa de al lado en lo de Antonio, estaba flaca, descarnada, daba lástima.. Él le dijo: yo no puedo tenerte acá, pero si vos querés casémonos, vos me cuidás a mí y a mis hijos, y yo te cuido a vos. Claro, ella no necesitaba otra cosa.
Así fue que Rosa se casó -en secreto- con Antonio Blok: Mi mamá siempre contaba que su padre lo denunció al ferrocarril, porque no se podía vivir en una casa del ferrocarril sin estar casados. Pero cuando lo llamaron del ferrocarril para que explique la situación, él sacó la partida de casamiento, sí, se habían casado.
Antonio tenia 8 hijos de su primer matrimonio, varios de los cuales eran todavía chiquitos, así que ella les cocinaba, les lavaba la ropa, y los cuidaba. En ese tiempo fue que la familia se mudó a la casa ferroviaria junto a la garita de Grünbein.
A los cuatro o cinco años, nació Carmen, después de un parto complicado: cuando yo nací, le hicieron cesárea, y mi mamá contaba que el doctor le dijo que se salvaba la madre o se salvaba el hijo, y mi papá dijo: no! que se salve mi mujer, el hijo ya está, si se va a perder, se va a perder. Y le hicieron cesárea y nos salvamos las dos. Después que yo nací ella estuvo como un mes y medio internada en el Policlínico, porque le agarró una flebitis en una pierna.
Cuando nació Carmen, Giuseppe y María Menestrina, que vivían en Lobos, pidieron ser sus padrinos. Por ese motivo, durante muchos años iban una vez por año a visitarlos.
Cuenta Carmen que su madre hablaba a la perfección el castellano, no tenía acento para nada, e incluso había gente que pensaba que ella era española. Leía novelas y revistas, tejía al crochet, y cantaba muy bien.
Se reconcilió con su padre, lo visitaba una vez por semana mientras el siguio viviendo solo, y cuando él ya no pudo caminar mas solo, lo llevó a vivir con ella y su marido. Rosa nunca perdio la esperanza de volver a ver a su hermana: a su cuñado Belli lo buscó por todos lados, y su hermana Anna siguio escribiéndole hasta su muerte.
Rosa falleció el 18 de julio de 1976.
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El día de la entrevista, mientras mirábamos con Carmen algunos papeles de Rosa y Francesco, encontramos una tarjetita que tiene de un lado la imagen de un muchacho con uniforme, recortada en forma de corazón; y en el reverso dice: Ricordandoti sempre, ricevi un cordiale saluto dal tuo lontano amico, Guido Nardelli.
Entonces pienso: la partida precipitada en lugar de su hermana, una colonia ferroviaria en el Saladero (hay que concocer ese lugar para apreciar lo que debe haber padecido Rosa), un cuñado que desaparece y por lo tanto, se esfuma la esperanza de que venga su hermana a la Argentina; un padre violento; un matrimonio con un hombre que la protege, sí, y que la quiere, pero cuyos 8 hijos ella se hace cargo de criar; una cesárea en el año 1936; que le digan -con cariño, tal vez- "la gringa"... Habrá pensado Rosa alguna vez, mirando esta tarjeta: ¿qué hubiera pasado si...?