Lo poco que sabemos de Juana Ferrari es a través de algunas cartas, obituarios y algunos datos aportados por familiares (una sobrina, la viuda de un sobrino). No tenemos de ella, aún ninguna foto, y tampoco contamos con los datos precisos de su nacimiento, casamiento y muerte.
Sabemos que era hija de Maria Pasi y Giuseppe Ferrari, que nació probablemente en Tandil entre 1891 y 1894, y que a fines de 1897 la familia volvió a Italia. Sin embargo su padre, Giuseppe Ferrari murió -en Arco- en febrero de 1903, y entonces, al año siguiente María emprendió el regreso a la Argentina con sus hijos (incluidos al menos dos de los tres que tuvo en Italia, Paolo Italo y Valeria; de Settimo solo tenemos la fecha de nacimiento; probablmente murió de niño). y se instaló en Bahía Blanca, en Ing. White, donde se casó con
Cirillo Campestrín, que era ferroviario en el Ferrocarril Sud.
¿Habrá ido a la escuela en Italia, habrá terminado acá en Ing. White?
Su caligrafía y sus palabras son cuidadas, armoniosas, como puede verse en esta carta que Juana envía a su hermana Isabel, referida a la muerte de su hermano Guerino:
Sí sabemos con certeza que Juana Ferrari se casó con Salomé Carrizo, un cordobés que trabajaba en la Base Naval de Puerto Belgrano, se fue a vivir con él a Punta Alta, pero quedó viuda joven con cinco hijos, tres varones y dos mujeres: Juan, Roberto y Néstor, Elida y Leonilda.
Carta escrita por Valeria Ferrari a su hermana Isabel Ferrari con la noticia de la muerte del marido de Juana, 19-12-1927
Querida hermana, creo podrás imaginarte qué afligida estará Juana la pobre quedarse sola con 5 hijos, yo no sé por que Dios será tan injusto castigarnos en esta forma pues ya es demasiada desgracia. Que sorpresa para Juana, eran las 5 de la tarde del día 14 y esperaba como de costumbre a que Carrizo llegue del trabajo y cual no sería su sorpresa traerle semejante nueva pues ocurrió así: creo sabías que el pobre sufría del corazón y al llegar a la parada del tren cuando fue a bajarse cayó muerto por diez minutos no llego a su casa; lo llevaron al hospital naval pero no había remedio, fue un síncope cardíaco Yo fui a las 7 ya podrás darte una idea las chicas como estaban y Juana, en fin un cuadro tan triste pobrecitos tan chicos y sin padre. Fuimos todos menos mama, que no se lo dijimos hasta los 3 o 4 días le decíamos de a poco por no disgustarla; en fin no encuentro palabras para expresarte lo triste que es esto; y Juancito, tan hombrecito el pobre daba pena verlo, si vieras que bueno con la madre y las hermanitas. En medio de su desgracia algún consuelo tiene: Juan le gana 90 pesos y Roberto 15; y el doctor Ayala que es intendente de Bahía le dio una casa para que viva y no pague nada, algo es después de todo tan mal no va a estar. Y Carlos dijo que la va a ayudar y José puede también, aunque la suerte se aleja de nosotros. Yo no estoy acostumbrada a sufrir.
Yo vine ayer, pero estoy cansada de no dormir. Alfredo se quedo para ayudarla a cambiarse que creo sera hoy o mañana.
Saludos todos a Agustín y vos, un fuerte abrazo de tu hermana que te quiere Valeria.
Obituario de Salomé Carrizo, noviembre de 1927
Juana no solamente sufrió la resistencia de sus hermanos a su matrimonio con Carrizo (observemos que en la carta Valeria se refiere a él mencionando su apellido y no su nombre): tampoco esos hermanos permitieron que tuviera el apoyo o la compañía de su madre en el momento en que muere su marido; y según nos han contado otros sobrinos de Juana, se opusieron durante años a que María su madre la ayudara de cualquier modo; a escondidas compraba comida y mercadería para su hija, y se la hacía llegar hasta Punta Alta poniéndose de acuerdo, en secreto con su hijo menor, Alfredo Campestrín.
Ojalá pronto podamos saber otras cosas de Juana, y tengamos, incluso, alguna foto de ella.